¡El amor de Dios es inabarcable, sin límites!
El mar, por inmenso que parezca, tiene límites, mientras que el amor de Dios no tiene ninguno.
La misericordia de Dios no tiene límites, ni hay palabras que puedan expresar Su bondad. La iniquidad tiene límites, pero el remedio en contra de la maldad supera cualquier límite. La iniquidad es un error humano, en tanto que la misericordia de Dios es inefable. Si una chispa cae al mar, ¿podría quemarlo? ¿Podría sobrevivir esa chispa en la inmensidad del mar?
Bien, lo que representa esa chispa para el mar, lo es el pecado ante el amor por la humanidad de Dios, o quizás mucho menos. Porque el mar, por inmenso que parezca, tiene límites, mientras que el amor de Dios no tiene ninguno.
(Traducido de: Arhimandritul Serafim Alexiev, Viața duhovnicească a creștinului ortodox, traducere din limba bulgară de Valentin-Petre Lică, Editura Predania, București, 2010, p. 90)