Palabras de espiritualidad

El amor entre esposos

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Alguien me preguntó: “¿Qué es lo que une más al hombre y a la mujer?” . “El agradecimiento”, le respondí. Uno a otro se aman por lo que se entregan mutuamente. La mujer le da su confianza al hombre, su devoción y obediencia. Por su parte, el hombre le da a su esposa la seguridad de poder protegerla. La esposa es la señora de la casa, pero también la primera en servir, mientras que el esposo, señor de la casa, es también su obrero.

—Madre abadesa, ¿Escribiste ya un saludo para Dimitrie, quien está por contraer matrimonio?

—Sí, Padre, ya lo escribí.

—Dame la tarjeta de felicitación, para completarla con unas palabras: “Que Cristo y la Madre del Señor estén con Ustedes. Dimitrie, te doy mi bendición para que te riñes con todo el mundo, menos con María, tu esposa. ¡Lo mismo para ella!”. ¿Se darán cuenta acaso del sentido de mis palabras?

Alguien me preguntó: “¿Qué es lo que une más al hombre y a la mujer?” . “El agradecimiento”, le respondí. Uno a otro se aman por lo que se entregan mutuamente. La mujer le da su confianza al hombre, su devoción y obediencia. Por su parte, el hombre le da a su esposa la seguridad de poder protegerla. La esposa es la señora de la casa, pero también la primera en servir, mientras que el esposo, señor de la casa, es también su obrero. Los esposos deben sentir un amor puro, el uno hacia el otro, para que, creando una pacífica atmósfera familiar, puedan cumplir plenamente con sus deberes espirituales. Para lograr una convivencia armoniosa, los esposos deben cimentar su vida en común en el amor, el amor más caro, que se halla en la nobleza espiritual, en la entrega de sí mismo, y no en ese amor mentiroso, mundano y meramente físico. Cuando existe amor y sacrificio de sí mismo, los esposos suelen ponerse en el lugar del otro, entendiéndolo y sintiendo su dolor como propio. Y cuando alguien recibe a su semejante con el corazón compungido, recibe también al mismo Cristo, que le llena de mucha más alegría espiritual.

Cuando hay amor, aunque estén lejos el uno del otro, forzados por las circunstancias, los esposos siguen estando cerca, porque el amor de Cristo no podría nunca ser limitado por la distancia. Sin embargo cuando, Dios libre, los esposos no tienen ya amor entre ellos, aunque se encuentren cerca, en realidad se hallan muy lejos el uno del otro. Por eso deben esforzarse en mantener el amor durante toda su vida y sacrificarse el uno por el otro.

(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Cuvinte duhovniceşti, Vol. IV Viața de familie, Editura Evanghelismos, București, 2003, pp. 43-45)