El amor es la virtud más grande
Si Dios nos dio la vida, vivamos para Él. Él nos otorgó el amor, a Él debemos dárselo.
El amor es la virtud más grande. El amor es la perfección misma. Pero, cuando le das tu amor a este mundo terrenal, en vez de dárselo al Manantial de todo bien, que es Dios, y a tu semejante, lo estás desnaturalizando y haciendo que se convierta, de la más maravillosa virtud, en la pasión más peligrosa.
Dios le otorgó muchísimos dones al hombre, para que, con su perseverancia en la virtud y con la ayuda del Padre Celestial, éste pudiera salvarse. Dios le otorgó incontables talentos, para que el hombre pudiera luchar, para que pudiera acercársele a Él, para que pudiera entregarse y sacrificarse. En la medida en que no utilizamos bien el “talento” que se nos confió, nos hacemos esclavos del pecado.
Soy feliz, porque, aunque se me haya quitado la libertad física por medio de las leyes humanas, en cambio se me otorgó la libertad espiritual gracias al misterio del amor, y esa libertad espiritual es el bien más valioso que podría obtener en este mundo tan lleno de banalidad. Y es que solamente en la medida en que sirvamos a Dios, estaremos sirviendo también a la salvación de nuestro pueblo, a su renovación espiritual.
Así pues, cada uno de nosotros debe cuestionarse la forma en que utiliza los talentos que Dios le otorgó. No tenemos permitido utilizarlos para el mal, mucho menos enterrarlos bajo tierra. “Te ofrecemos lo que es Tuyo, de lo que es tuyo, en todo y por todo”. Lo que Dios nos otorgó, démoselo a Él. Dios nos dio la vida, vivamos para Él. Él nos otorgó el amor, a Él debemos dárselo.
(Traducido de: Sfântul Închisorilor, Alba Iulia, 2007, p. 297)