El amor te muestra a tu semejante como si fueras tú mismo y te enseña a alegrarte de sus alegrías como si fueran las tuyas, y a sufrir sus aflicciones como si también fueran las tuyas.

El amor hace de muchos un solo cuerpo y transforma las almas en moradas del Espíritu Santo, porque el Espíritu de la Paz no desciende sobre quienes están separados y divididos, sino sobre quienes se mantienen unidos con el alma.

(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Despre dragostea desăvârșită, 2 in P.G. 56.281)