¿Cómo obtener la paciencia, padre?

—El fundamento de la paciencia es el amor. “El amor todo lo soporta”, dice el Apóstol. Para poder soportar al otro, tienes que amarlo, tienes que sentir dolor por él. Si no te duele, se convierte en una carga para ti.

Padre, cuando la madre (monja) con la que trabajo está agitada, la compadezco y le tengo paciencia. ¿Ese comportamiento implica el amor al que estamos llamados?

—Pero ¿cómo sabes que no eres tú la causa de su irascibilidad, y que no es ella la que te soporta a ti? Si en realidad crees que tu estado espiritual es mejor que el de ella y que eres tú quien practica la paciencia, tendrías que compadecerte de ti misma. Cuando el amor es auténtico y también hay paciencia, justificas al otro y te acusas solamente a ti mismo. “¡Dios mío, la culpa es mía! ¡No me tomes en cuenta a mí, pero ayuda a mi semejante!”. Esta es la actitud correcta, una que está llena de humildad, misma que hace que el hombre reciba abundantemente la Gracia de Dios. Voy a orar para que, espiritualmente, te vuelvas como un cachorro de león, como esos leones de bronce que sostienen sobre sus lomos los candelabros de la iglesia y que nunca se perturban, ni escuchan, ni hablan, sino que soportan pacientemente toda esa carga sobre su espinazo. Amén.

(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Patimi și virtuți, Editura Evanghelismos, București, 2007, pp. 291-293)