Cuando (simplemente) pensamos en Dios, lo mantenemos lejos de nosotros. Contemplando a Dios, acortamos esa distancia.

Cuando oramos, reducimos aún más esa distancia. Pero, uniéndonos con Dios en el amor, esa distancia desaparece por completo. Cuando esto sucede, las palabras y los pensamientos pierden su razón de ser.

(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Învăţături despre bine şi rău, Editura Sophia, Bucureşti, 2006, p. 74)