¡Señor, pon en mi corazón el florecimiento de mi amor por Ti! ¡Hazme entender Tu humildad, con la cual viviste en este mundo! Sé que el amor divino existe. Tal como hay un alimento para el cuerpo y otro para el alma, una bebida para el cuerpo y otra para el alma, así también hay un amor a la carne, proveniente del mismísimo demonio, y otro amor, al Espíritu, que tiene a Dios como principio. Y nadie puede ser dominado por esos dos amores al mismo tiempo Si amas el cuerpo, no podrás abarcar el amor por el Espíritu. Si desprecias lo del cuerpo —y no me refiero solamente a la carne y la sangre, a la plata y los bienes, sino a la misma tierra y el cielo, porque todo eso pasará—, y si tu alma no está atada a ninguna de esas cosas, si no eres esclavo del amor a las pasiones, podrás entender también el amor espiritual.

(Traducido de: Arhimandrit Sofian Boghiu, Smerenia și dragostea, însuțirile trăirii ortodoxe, Editura Tradiția Românească)