El aroma de las reliquias de los santos
“Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe?” (Mateo 6, 30)
¡Qué maravillosas y variadas en su color, su forma y su aroma son las flores y, en general, todas las plantas de la naturaleza y de los distintos climas del mundo! Jamás podrías saciarte de su presencia y fragancia.
¡Si las plantas son tan admirables, pensemos en el aroma que emanarán en el Cielo los santos y los justos de Dios, en todas sus legiones, rangos y dignidades!
“Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe?” (Mateo 6, 30)
¡Esfuérzate, hombre en alcanzar la belleza interior de la fe y la virtud, y no pierdas el tiempo! ¡Qué fragancia tan agradable irradian —más excelsa que la de cualquier flor— las reliquias de los santos!
¡Qué maravilloso es Dios en Sus santos!
(Traducido de: Sfântul Ioan din Kronstadt, Spicul viu - gânduri despre calea mântuitoare, traducere de Adrian şi Xenia Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, Bucureşti, 2002, p. 166)