El ayuno debe practicarse con discernimiento
El ayuno debe adecuarse a la vida de la persona, algo así como el agua que pones a hervir en una olla. Si pones poca agua, ésta se evaporará rápidamente y el puchero podría quebrarse por el calor; por eso debes agregar otro poco de líquido. Pero si pones la olla a rebosar, entonces deberás quitar un poco de agua, para que al hervir no se derrame sobre el fuego y lo extinga.
San Basilio, grande en sabiduría, en virtudes cristianas y en templanza, al referirse al equilibrio en el ayuno y a la alimentación balanceada, dice “Cada uno debe determinar la medida de su continencia (al comer), de acuerdo a sus propias capacidades. Y es que podría pasar que la abstinencia desmesurada lleve al aniquilamiento de las fuerzas físicas, inutilizando el cuerpo y haciéndolo incapaz de obrar buenas acciones”.
El ayuno debe adecuarse a la vida de la persona, algo así como el agua que pones a hervir en una olla. Si pones poca agua, ésta se evaporará rápidamente y el puchero podría quebrarse por el calor; por eso debes agregar otro poco de líquido. Pero si pones la olla a rebosar, entonces deberás quitar un poco de agua, para que al hervir no se derrame sobre el fuego y lo extinga.
Luego, para mantener nuestro cuerpo saludable, debemos alimentarlo con sano equilibrio e inteligencia, así como con medida “alimentamos” el motor de un automóvil, con gasolina, aceite, agua y otros componentes; así como se alimentan las máquinas y los sistemas de iluminación, a partir de una central elétrica. Y es que lo abundante anega y lo poco arrebata.
(Protosinghel Nicodim Măndiță, Învățături despre rugăciune, Editura Agapis, București, 2008, p. 100)