El ayuno pone en orden nuestra vida
Y si hay orden en nuestro hogar, también debe haberlo en nuestra vida, en nuestra alma. Este orden empieza con el ayuno.
El desorden es perjudicial. Una persona verdaderamente hacendosa mantiene en orden su casa. No importa si se trata de una vivienda pobre: el orden es una necesidad. ¡Qué importante es el orden en nuestra vida! Y si hay orden en nuestro hogar, también debe haberlo en nuestra vida, en nuestra alma. Este orden empieza con el ayuno. Lo continuamos y lo acompañamos con la oración, con las postraciones, con el perdón a los demás y demás acciones buenas. Todo orden tiene una explicación... La Divina Liturgia, de la cual participamos con frecuencia, tiene su propio orden. Por eso, el sacerdote no tiene permitido omitir ninguna parte de ese orden establecido.
Todas las disposiciones que tenemos tienen como propósito nuestro propio bien. No son cargas para nosotros, sino que buscan nuestro beneficio. Por eso decimos que quien sigue un canon, si la muerte le sorprende ejecutándolo, heredará el Paraíso. No podemos entrar en el ayuno sin un orden establecido y la primera disposición del ayuno es el mismo orden.
(Traducido de: Preot Nicolae Tănase, Să nu-L răstignim iarăşi pe Hristos, Editura Agaton, Făgăraș, 2011, p. 118)