El Bautismo es el compromiso con Dios de una conciencia pura
Por medio del Bautismo, el hombre viejo, amante del pecado, muere, y resucita un hombre nuevo, ávido de alcanzar las virtudes.
De acuerdo al Santo Apóstol Pedro, el Bautismo es “el compromiso con Dios de una conciencia pura” (I Pedro 3, 21). El que es bautizado promete vivir el resto de su vida con la conciencia limpia, respetando todos los mandamientos del Señor, mismos que acepta y recibe con el alma. La pureza espiritual es una característica del bautizado. El Santo Apóstol Pablo asemeja ese brillo con el del Señor resucitado: “Así como Cristo resucitó por la gloria del Padre, también nosotros llevemos una Vida nueva” (Romanos 6, 4). Por medio del Bautismo, el hombre viejo, amante del pecado, muere, y resucita un hombre nuevo, ávido de alcanzar las virtudes. “Así también ustedes, considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. No permitan que el pecado reine en sus cuerpos mortales, obedeciendo a sus malos deseos. Ni hagan de sus miembros instrumentos de injusticia al servicio del pecado, sino ofrézcanse ustedes mismos a Dios, como quienes han pasado de la muerte a la Vida, y hagan de sus miembros instrumentos de justicia al servicio de Dios. Que el pecado no tenga más dominio sobre ustedes, ya que no están sometidos a la Ley, sino a la Gracia” (Romanos 6, 11-14).
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Tâlcuiri din Sfânta Scriptură pentru fiecare zi din an, Editura Sophia, București, pp. 48-49)