El cáncer me enseñó a vivir
Hay personas que han vencido al cáncer. Pero también hay quienes han perdido esa lucha. Pierden, pero al mismo tiempo vencen con más brillo y con más grandeza que cualquier otra victoria en este mundo. ¿Maldición o bendición? Depende de cómo lo enfrentes.
Lo que estoy por decir puede parecer duro para muchas personas.
Una cosa entiendo: el cáncer es una enfermedad santa. Te golpea sin piedad, inesperadamente. Te pone frente a todo lo que has hecho en tu vida. Ves con otros ojos a quienes te rodean y a lo que ha sido y es tu rutina de cada día.
Hay personas que han vencido al cáncer. Pero también hay quienes han perdido esa lucha. Pierden, pero al mismo tiempo vencen con más brillo y con más grandeza que cualquier otra victoria en este mundo.
¿Maldición o bendición? Depende de cómo lo enfrentes.
Cáncer... El coliseo del siglo XXI. Entras para quedarte en la galería, como un idólatra, viviendo sólo para el “ahora", o bajas a la arena y te preparas para ser martirizado...
Mucho dolor. Dolor profundo. También las alas de los enfermos de cáncer se mueven de forma diferente: sea alistándose para partir, sea para quedarse. Pero nada es seguro.
¿Maldición o bendición?
Hoy vi a ua mujer que lo sufría. Rostro refulgente, sin cabello, ojos avellanados, abiertos para ver la vida así como es ella en su esencia, sin maquillaje, sin hábitos inútiles, sin acciones viles, sin desperdicio. Y me enseñó algo muy importante: el cáncer te mata, pero antes de hacerlo, te hace inmortal.
Hablé con ella y me tranquilicé. En vez de darle yo coraje, fue ella quien me enseñó muchísimas cosas con su sola presencia.
Hoy me encontré con una belleza indescriptible, una presencia santa, una existencia santa: un enfermo de cáncer...
“El cáncer me enseñó qué es la vida”, me dijo.