El carácter especial de la relación esposo-esposa
Las relaciones cristianas entre esposos son de tres clases: físicas, del alma y espirituales, lo que les hace incesantes e indisolubles
El amor entre esposos es un sistema complicado, pero rico en sentimientos, relaciones y vivencias. De acuerdo al Apóstol Pablo, el hombre está formado por cuerpo, alma y espíritu (I Tesalonicenses 5, 23). El vínculo profundo entre estas tres partes del hombre con otras se realiza solamente en el matrimonio cristiano, que confiere a las relaciones entre esposo y esposa un carácter especial, incompatible con otras relaciones existentes entre las personas. El Apóstol Pablo las compara con la relación entre Cristo y la Iglesia (Efesios 5, 23-14).
La relación con un amigo puede tener un carácter espiritual o material, mientras que la relación con un adúltero o una adúltera no puede ser sino carnal. ¿Es posible tener una relación espiritual con alguien que rechaza la existencia del espíritu y el alma, sobre todo si afirma que el hombre es sólo cuerpo? Claro que sí, porque el espíritu sigue existiendo indiferentemente de si creemos o no en él, pero tales relaciones no pueden llamarse plenas, conscientes, llegando a ser, a veces, inmorales.
Las relaciones cristianas entre esposos son de tres clases: físicas, del alma y espirituales, lo que les hace incesantes e indisolubles. “Dejará el hombre a su padre y a su madre para unirse con su mujer, y ambos serán un sólo cuerpo” (Génesis 2, 24, Mateo 19, 5). Y el Apóstol Pablo dice: “Esposos, amen a sus mujeres, así como Cristo amó a la Iglesia...”, agregando, “Así deben amar los maridos a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer se ama a sí mismo. Porque nadie aborreció jamás su propia carne; antes bien, la alimenta y la cuida con cariño...” (Efesios 5, 25; 28-29).
(Traducido de: Părintele Prof. Gleb Kaleda, Biserica din casă, Editura Cartea Ortodoxă, Bucureşti, 2006, p. 17)