El conocimiento perfecto va más allá de cualquier teoría psicológica
Si los Santos Padres hubieran vivido en nuestros tiempos, se habrían quedado atónitos ante la admiración que el hombre actual profesa por dichas teorías.
El descubrimiento de la psicología, que tuvo lugar en Occidente, fue el resultado de la desesperanza del hombre occidental, que, a su vez, es fruto de la renuncia y el desprecio a la lucidez de la doctrina de la Iglesia. Para el hombre occidental, alejado de la tradición hesicasta, la psicología vino a asumir el carácter de un auténtico prodigio. Pero este no es el caso del creyente ortodoxo. Si los Santos Padres hubieran vivido en nuestros tiempos, se habrían quedado atónitos ante la admiración que el hombre actual profesa por dichas teorías. Al igual que los ascetas contemporáneos, los Padres que conocen por experiencia el estado interior del alma, los ardides del demonio y las manifestaciones del “hombre viejo”, así como las energías de la Gracia de Dios, consideran los descubrimientos de la psicología algo relativamente interesante, porque, para aquel que recibe un conocimiento perfecto, cualquier conocimiento mediocre es insignificante. Si ya es inconmensurable la diferencia entre sabiduría humana y sabiduría divina, la diferencia entre la psico-terapia humana y la psico-terapia ortodoxa también es considerable.
(Traducido de: Mitropolit Hierotheos Vlachos, Boala şi tămăduirea sufletului în tardiţia ortodoxă, Editura Sofia, p. 48)