Palabras de espiritualidad

El corazón que es una casa abierta para Dios

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

San Juan Climaco dice: “Dios mora en los corazones mansos, en tanto que el alma intranquila es casa del demonio”. Dios ama a los humildes y se les revela, porque se complace en ellos.

Se dice que el mar, siempre agitado y tumultuoso, se tranquiliza cuando sobre él se posa una densa niebla. Lo mismo ocurre con el alma del hombre, usualmente inquieta, cuando sobre ella desciende la Gracia del Espíritu Santo. Estamos hablando del alma que es humilde. Por el contrario, las tormentas, el desasosiego y el tumulto son características propias de las almas soberbias.

San Juan Climaco dice: “Dios mora en los corazones mansos, en tanto que el alma intranquila es casa del demonio”. Dios ama a los humildes y se les revela, porque se complace en ellos. En el Antiguo Testamento, Dios dice: Aquel en quien fijo Yo Mis ojos es el humilde, el de contrito corazón, que tiembla ante Mi palabra.” (Isaías 66, 2).

(Traducido de: Arhimandritul Serafim Alexiev, Viața duhovnicească a creștinului ortodox, traducere din limba bulgară de Valentin-Petre Lică, Editura Predania, București, 2010, p. 196)