Palabras de espiritualidad

El cristiano ante el mundo de hoy

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

La actitud del cristiano ante el mundo debe ser, como dice San Máximo el Confesor, “no una complaciente, tampoco indiferente, sino compasiva”.

El Apóstol escribe: “Sabemos (…) que el mundo está bajo el dominio del maligno” (I Juan 5, 19). “Porque todo lo que hay en el mundo, las pasiones carnales, la codicia y la arrogancia, no provienen del Padre, sino del mundo. El mundo pasará, y con él sus deseos insaciables; pero el que haga la voluntad de Dios vivirá para siempre” (I Ioan 2, 16-17).

Es esencial no dejarnos dominar por el mal de este mundo, pero que tampoco nos cautive. En la oración nocturna que elevamos al Espíritu Santo, pedimos: Oh, Señor, Rey Celestial, Consolador, Espíritu de la verdad (…), perdóname, aunque sea indigno, por todo aquello con lo que, como hombre que soy, hoy te he ofendido”, y más adelante: “sea que he reñido con alguien, o a alguien he condenado, o me he envanecido, o me he llenado de soberbia, o, al orar, mi mente se ha distraído con las frivolidades de este mundo, o he tenido pensamientos de venganza...”. En otras palabras, es pecado dejarnos seducir por las maldades de este mundo. La actitud del cristiano ante el mundo debe ser, como dice San Máximo el Confesor, “no una complaciente, tampoco indiferente, sino compasiva”.

(Traducido de: Pr. prof. Gleb KaledaBiserica din casă, Editura Sophia, București, 2006, p. 244)