Palabras de espiritualidad

El cristiano y la señal de su amor al prójimo

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Cuando el hombre entiende que no es nada, deja de enfadarse, de hablar mal de los otros y de enfrascarse en cualquier clase de discusiones. Al contrario, todo el tiempo ora por los demás.

Cuando no mantenemos nuestra mente dirigida a Dios, sino a un insistente “¿por qué?”, terminamos acusando a los demás. Pero, de hecho, solamente nosotros somos los culpables de lo que nos pasa, y nadie más. No tenemos un buen estado espiritual. Ese es el problema. El que busca la oración como si fuera oro y aprovecha cada minuto, es capaz de superar todo, porque todo lo acepta y es paciente en todo. Dios y la Santísima Madre del Señor lo protegen. Por eso nunca juzga a nadie ni es desobediente, porque siempre huye del pecado. El hombre que conoce su interior, cuando ve todo lo demás, lo ve bueno. Cuando el hombre tiene a Dios en su alma, no murmura contra nadie, y si ve a alguien sufrir, sufre él también y llora con el otro, rogándole a Dios que le muestre Su piedad.

Con la oración podemos sanar las heridas de nuestro hermano y vencer cualquier obstáculo. Cuando el hombre entiende que no es nada, deja de enfadarse, de hablar mal de los otros y de enfrascarse en cualquier clase de discusiones. Al contrario, todo el tiempo ora por los demás.

(Traducido de: Stareța Macrina Vassopoulos, Cuvinte din inimă, Editura Evanghelismos, pp. 88-89)