El cumplimiento de los mandamientos da salud al alma
Con el cumplimiento de los mandamientos, nuestra alma acepta el diálogo positivo con Dios, respondiendo al llamado que nos hace el amor divino.
La “visión” de Dios es infinitamente más rica que la conciencia, o satisface infinitamente de mejor manera las necesidades del alma, al entrar en contacto con la realidad de Dios, porque las fuerzas del alma quedan sanadas con el cumplimiento de los mandamientos divinos. Este cumplimiento es la condición para entrar en una relación personal con Dios, y esa relación satisface todas las necesidades del alma, hallándose en una comunión perfecta.
En este sentido, los mandamientos contribuyen a la sanación del alma. Con el cumplimiento de los mandamientos, nuestra alma acepta el diálogo positivo con Dios, respondiendo al llamado que nos hace el amor divino. Esta respuesta nuestra trae una nueva manifestación del amor de Dios. Y así es como se realiza este diálogo que es sanador, vivificador y proveedor de sentido y racionalidad a la vida del alma. Abriéndose a Dios con el cumplimiento de Sus mandamientos, Dios no solamente es escuchado o visto por el alma que le habla desde fuera, sino que Él Mismo viene a morar en ella. Un Dios que dicta mandamientos es un Dios personal y asume seriamente a los creyentes, como las personas que son.
(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, nota 390 la Sfântul Grigorie Palama, Cuvânt pentru cei ce se liniștesc cu evlavie, în Filocalia VII, Editura Editura Institutului Biblic și de Misiune al Bisericii Ortodoxe Române, București, 1977, p. 286)