Palabras de espiritualidad

El deber de despertar la verdadera contrición en nosotros

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Confiésate decidido a dejar de pecar. Y si vuelves a pecar, que sea un accidente, no algo deseado ni buscado por ti, ni causado por tu indolencia, para que tu contrición no sea falsa, fingida e hipócrita.

En lo que respecta a los cánones que disponen los padres espirituales, creo que se equivocan quienes vedan por mucho tiempo el acceso a la Santa Eucaristía y los que prescriben sacrificios que superan en mucho las fuerzas de las personas. Es un error, porque los feligreses o no los cumplen, por causa de determinadas circunstancias familiares, sociales o históricas, o los cumplen a la fuerza, sin sentirlos. Por eso es mejor disponer un canon que sí pueda sentirse. Pero, aún en esas condiciones, luego de una profunda confesión, seguimos lejos de alcanzar una verdadera contrición. Con todo, lo importante es empezar a andar, que la Gracia vendrá a ayudarnos.

Pero puede pasar que la Gracia venga a buscarnos, sin encontrarnos. Si no eres capaz de amar a tus semejantes, ¿te has planteado alguna vez ese problema, o lo conoces sólo a partir de lo que lees? En esto consiste la vida: en cargar nuestra cruz, en enfrentar toda clase de sufrimiento. Confiésate decidido a dejar de pecar. Y si vuelves a pecar, que sea un accidente, no algo deseado ni buscado por ti, ni causado por tu indolencia, para que tu contrición no sea falsa, fingida e hipócrita. Cuando te arrepientes de verdad, partes de la confesión dispuesto a no volver a cometer los mismos errores. De lo contrario, serás culpable de actuar con premeditación, y no de un simple accidente.

(Traducido de: Părintele Arsenie PapaciocDespre Spovedanie și Împărtășanie, Editura Elena, Constanța, 2013, pp. 57-58)