El deber del amor cristiano
Si oras por alguien, aprende a cultivar una relación con esa persona. Sonríele, para que vea que no eres su enemigo. Pero ofrécele una sonrisa auténtica, no un gesto vacío.
Si oras por alguien, es que vives con todos los demás, con tus hermanos de fe. Y cada uno tiene una obligación hacia aquellos que le ayudan a alcanzar la salvación, de forma anónima, sí, pero claramente conocidos por Dios. Entonces, si oras por alguien, aprende a cultivar una relación con esa persona. Sonríele, para que vea que no eres su enemigo. Pero ofrécele una sonrisa auténtica, no un gesto vacío.
Ofrécele una sonrisa, si eso es lo que sientes. Lo que te digo es una verdad, hijo. El problema es que tú mismo te has situado fuera de la verdad. Si lo que te digo te incomoda, porque es la verdad, sinceramente no es mi culpa. En todo caso, es tu culpa, por no estar en la Verdad. Luego, podemos decir que se trata de un motivo material que puede estropear una relación.
Nosotros mismos no podemos crear leyes del amor. El mandamiento del amor es válido para todos. En esto radica la salvación (Juan 15, 12-13). Léelo: “Si alguno dice que ama a Dios, pero no ama a su hermano, es un mentiroso” (I Juan 4, 20). Insisto, en esto consiste la salvación.
(Traducido de: Arhimandritul Arsenie Papacioc, Despre armonia căsniciei, Editura Elena, Constanța, 2013, pp. 22-23)