El descontento
¿Cuál es el mensaje espiritual en esta situación? Si nos limitamos siempre solamente a los pensamientos negativos, nunca reconoceremos la bendición de Dios.
¿Has visto que hay algunas personas que siempre están descontentas? Tengo un buen amigo, quien siempre comienza el relato de sus últimos viajes detallándome todos los problemas que tuvo con las líneas aéreas. Yo también he viajado mucho y no he enfrentado ninguna dificultad excepcional, sino algún retraso con un vuelo o alguna maleta perdida... pero, en general, siempre me satisface saber que un avión puede llevarme de un punto A a un punto B, en un tiempo relativamente corto y sin mayor preocupación. Entonces, ¿por qué aquella persona siempre tiene toda clase de disgustos cuando viaja? Mi única conclusión es que es simplemente una persona descontenta. Es su forma de ver el mundo, desde una perspectiva negativa.
Esta actitud puede ser muy peligrosa para nuestro estado espiritual. Los pensamientos negativos nos llenan la mente y comprometen nuestra visión sobre las bondades que nos rodean. Así, nos volvemos incapaces de ver y experimentar la Gracia de Dios en nosotros.
El anciano Paisos nos relata lo siguiente, a propósito de este asunto: «Conozco dos granjeros de una ciudad cercana. Uno de ellos tiene una familia grande y se dedica a cultivar sus terrenos, confiando siempre en Dios y repitiendo: “Trabajaré todo lo que pueda, mientras pueda”. Algunas veces, la lluvia y el viento han destruido parte de sus fardos de heno, pero él siempre dice: “¡Gloria a Ti, Señor!”, y todo sigue su curso normal. Por su parte, el otro granjero tiene terrenos más vastos y más ganado, pero no tiene hijos. Cuando alguien le pregunta cómo está, siempre responde: “¡Mejor ni me lo preguntes!”. Nunca dice: “¡Gloria a Ti, Señor!”, porque siempre está amargado. Por eso, cuando se le muere una vaca o ocurre algún infortunio con sus sembrados, nunca se acuerda de Dios, para agradecerle por lo bueno y lo malo».
¿Cuál es el mensaje espiritual en esta situación? Si nos limitamos siempre solamente a los pensamientos negativos, nunca reconoceremos la bendición de Dios. El anciano Paisos dice: “Nosotros no entendemos que la felicidad está en la eternidad y no en la banalidad”,