Palabras de espiritualidad

“El dinero que Dios nos da no es sólo para nosotros mismos”

  • Foto: Magda Buftea

    Foto: Magda Buftea

La mayoría de veces la bolsa se llenaba sin que él pusiera algo en ella. Pero el stárets no soportaba verla llena, porque sabía bien que, para que se llenara sola, tenía que dar continuamente.

Para no olvidarse de aquellos a quienes el stárets creía que debía enviarles algo de dinero, él mismo se hizo unas como listas o catálogos. Esas listas las encontré en la celda del venerable stárets después de su muerte. Y, ya que algunas veces necesitaba grandes sumas de dinero, les decía a los fieles más acaudalados:

El dinero que Dios nos da no es sólo para nosotros mismos.

Y lo más asombroso de todo es que la mayoría de veces la bolsa se llenaba sin que él pusiera algo en ella. Pero el stárets no soportaba verla llena, porque sabía bien que, para que se llenara sola, tenía que dar continuamente. Un día, llamó al padre P., a quien debía darle una cierta cantidad de dinero para una persona que debía someterse a una operación en el extranjero. Pero el padre P. se acordó de que unos días antes ya le había dado algo de dinero a dicha persona, y pensó que era demasiado pronto para entregarle una nueva suma.

—Lo que le diste antes ya se le terminó. Yo sé lo que te digo. Mi bolsa se volvió a llenar. ¿Qué hago con ese dinero? ¡Doy cinco, vienen cincuenta!

(Traducido de: Stelian Papadopulos, Fericitul Iacov Ţalikis, Stareţul Mănăstirii Cuviosului David „Bătrânul”, Editura Evanghelismos, București, 2004, p. 180)