Palabras de espiritualidad

El Dios Trino, fuente de vida y eternidad

    • Foto: Catalin Acasandrei

      Foto: Catalin Acasandrei

Translation and adaptation:

La plenitud de la vida persiste solamente en la comunión perfecta entre sujetos o personas perfectas. Con esto tenemos que la verdadera eternidad es la de la Santísima Trinidad.

La eternidad no puede ser simplemente una sustancia estática, no puede ser como una ley eterna con subsistencia de sí misma. Tal eternidad no puede ser una inagotable, pero, el hecho de que sea inagotable proviene de su propia interioridad, que es una de una Existencia personal. La eternidad debe incluir una dimensión interior y una libertad de la voluntad. Sólo así puede considerársele inagotable, una fuente de permanente novedad. Si pensamos en la eternidad de Dios simplemente en términos de la razón pura, o en los de una sustancia eterna, no tendremos una imagen real de la eternidad, sino una equivocada. La eternidad debe ser la plenitud de la vida y, por eso, la verdadera eternidad debe ser la eternidad de Dios, siendo Él percibido como Sujeto real y eternamente el Mismo, pero que a la vez es el Origen de una variedad infinita de manifestaciones. La verdadera vida personal existe solamente allí en donde hay comunión, y no se puede hablar de plenitud de la vida sin la plenitud de la comunión. Por eso, la plenitud de la vida persiste solamente en la comunión perfecta entre sujetos o personas perfectas. Con esto tenemos que la verdadera eternidad es la de la Santísima Trinidad. La Trinidad de Personas es tanto plenitud de la comunión como de la eternidad. La Santísima Trinidad permanece eternamente inmutable en Su amor, y Su amor es plenitud de vida; por eso es que posee un potencial ilimitado de manifestaciones y acciones.

(Traducido de: Pr. Dumitru Stăniloaie, Timp şi veşnicie, SLG Press Convent of the Incarnation Fairacress, Oxford)