El don de la verdadera libertad
El hombre es libre en la medida de su capacidad de juicio, la sinceridad de su amor y su vínculo con los altos valores de la fe.
La libertad es preciosa solamente cuando ya la perdiste. Al menos así parece pensar el hombre actual. Durante toda su vida, el hombre busca la forma de ser libre, pero no se da cuenta del don de la libertad sino cuando ya es demasiado tarde. La libertad está en el cuerpo y también en el corazón. La libertad está en el movimiento pero también en la mente, en la inteligencia. El hombre es libre en la medida de su capacidad de juicio, la sinceridad de su amor y su vínculo con los altos valores de la fe.
Somos libres en la medida en que asumimos la misión para la cual nacimos, en la medida en que cumplimos correctamente con nuestro deber. Ser libre no es igual a ser dejado o indolente; ser libre consiste en realizar tu propósito como humano.
(Traducido de: Părintele Iustin Pârvu, Daruri Duhovnicești, Editura Conta, 2007, p. 70)