El egoísmo latente en el alma de cada uno de nosotros
Nuestra triste situación no tiene que llevarnos a la desesperanza. Dios nos dejó médicos y remedios espirituales que pueden, con la Gracia del Espíritu Santo, desenraizar perfectamente el egoísmo.
El hombre está siempre enfermo, tanto en el cuerpo como en el alma. Después de la caída de Adán, en nuestras almas entraron los microbios de los pecados, mismos que trajeron consigo la muerte. Con algunas y muy raras excepciones, el cáncer de las pasiones crece silenciosamente en nuesras almas, teniendo sus raíces profundamente implantadas en nuestro egoísmo.
No obstante, nuestra triste situación no tiene que llevarnos a la desesperanza. Dios nos dejó médicos y remedios espirituales que pueden, con la Gracia del Espíritu Santo, desenraizar perfectamente dicho egoísmo.
Así pues, estemos atentos a aquellos que, habiendo recibido ese don, jamás cedieron en su lucha.
(Traducido de: Arhimandritul Paulin Lecca, Adevăr și Pace, Tratat teologic, Editura Bizantină, București, 2003, p. 53)