Palabras de espiritualidad

El ejemplo de dos verdaderos monjes

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Ya que ambos tenían un amor muy noble, porque cada uno pensaba siempre en el otro, Cristo y Su Santísima Madre se acordaban de ellos y los confortaban espiritualmente.

«No, no puedo orar y hacer las postraciones que tendría que hacer. Tengo mis propios deberes espirituales y tengo también los del padre Bartolomé, quien está enfermo, y Cristo pide de él solamente paciencia».

El padre Bartolomé, su discípulo, tenía años padeciendo de un párkinson muy avanzado, que le impedía llevar una vida normal. El anciano Filareto, además de cumplir con sus obligaciones espirituales, le servía también, a pesar de sus casi ochenta años. Fueron casi dos décadas las que le sirvió, hasta que también él cayó enfermo. Tenía serios problemas con las venas de las piernas, por estar tanto tiempo orando de pie… Debido a que sufría de algunas dolencias pulmonares, se mantenía recostado en la pared del rincón, envuelto en unas frazadas viejas y gastadas. Venían a verlos muchos monjes, pero sucedía que a veces los visitaban todos al mismo tiempo, y había ocasiones en las que no venía nadie, porque todos asumían que seguramente había alguien con ellos. Por esta razón, muchas veces se quedaban solos, sin nadie que los ayudara. Pero era en esos días cuando sentían un mayor consuelo espiritual, aunque les faltara el humano. Ya que ambos tenían un amor muy noble, porque cada uno pensaba siempre en el otro, Cristo y Su Santísima Madre se acordaban de ellos y los confortaban espiritualmente.

(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Părinţi aghioriţi. Viori din Grădina Maicii Domnului, p. 90)