El ejemplo de vida del sacerdote
El sacerdote tiene que ser como un sol, libre de las nubes de la incredulidad, e irradiar permanentemente la luz de Dios, porque, cuando hay luz, todos los que se hallan en la oscuridad corren a ella. El sacerdote tiene que ser un ejemplo de virtud para todos.
El sacerdote es un apóstol de Cristo, un apóstol del pueblo, un mediador entre Dios y cada cristiano. Por medio del sacerdote se obran todos los milagros divinos y todos los Sacramentos de la Iglesia. ¡Sin el sacerdote, nada de eso sería posible! Por esta razón, el sacerdote tiene que ser como un sol, libre de las nubes de la incredulidad, e irradiar permanentemente la luz de Dios, porque, cuando hay luz, todos los que se hallan en la oscuridad corren a ella. El sacerdote tiene que ser un ejemplo de virtud para todos.
Que nadie piense que el sacerdocio es una profesión como cualquier otra, porque realmente es un don divino descendido del Cielo. El sacerdote es un mediador entre Dios y los hombres. El sacerdote es quien los conduce a Él, con sus consejos y con el auxilio de la Gracia Divina que ha venido sobre él para que pueda oficiar los sacramentos que nos llevan a la salvación.
Por todo lo anterior, el sacerdote debe estar atento a su forma de actuar, y jamás decir: “No pasa nada, ni esto ni aquello es pecado”, o “No importa si mi forma de vida es como la de un laico…”.
(Traducido de: Starețul Dionisie – Duhovnicul de la Sfântul Munte Athos, Editura Prodromos, 2009, pp.141-142)