Palabras de espiritualidad

El estado del alma del hombre y sus consecuencias en el devenir del mundo

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Cada uno tiene su propia “religión”, cada uno tiene su propio “dios”, cada uno “adora” como le apetece a Dios, pero en lo profundo no se sienten hermanos, porque les falta el amor.

Todas las desgracias que ocurren, todas las tragedias que suceden, todas las aflicciones que aparecen en las familias cristianas, en los grupos cristianos, entre los individuos, en general, tienen lugar precisamente porque las personas están enfermas en el interior de su ser. El problema es que ni siquiera lo saben, no se dan cuenta de ello. Cada uno quiere y se desvive por proyectar su estado enfermo sobre los demás; cada uno quiere y se esmera en que los demás aprueben su estado anormal y su equivocado punto de vista.

Desde luego que cada uno tiene su propio estado interior y por eso es que surgen los conflictos, las riñas, las guerras… hay malentendidos y, finalmente, los cristianos no son capaces de colaborar entre sí, no logran convivir pacíficamente. Cada uno tiene su propia “religión”, cada uno tiene su propio “dios”, cada uno “adora” como le apetece a Dios, pero en lo profundo no se sienten hermanos, porque les falta el amor del que les hablé antes. No son verdaderamente hermanos, no son verdaderamente un solo hombre. Un hombre que proviene, primero, de Adán y, después, de Jesucristo.

(Traducido de: Arhimandritul Simeon KraiopoulosTe cunoști pe tine însuți? Viața duhovnicească și problemele psihologice, Editura Bizantină, București, 2008, p. 108)