El gran protector que está siempre a nuestro lado
Nuestro ángel no solamente nos resguarda en esta vida, sino también al momento de morir.
Cuando llega el momento de morir, nuestro ángel guardián adquiere un rol decisivo. Cuando él aparece, todos los demás se hacen a un lado.
El ángel que se nos concede al ser bautizados tiene un gran poder. Por eso, al terminar nuestras oraciones en casa, hagamos algunas cuantas postraciones dedicadas al ángel que recibimos con el Bautismo, diciendo: “¡Santo ángel, guardián de mi vida, ora a Cristo Dios por mí, que soy pecador!”.
Y es que nuestro ángel no solamente nos resguarda en esta vida, sino también al momento de morir. Ciertamente, él viaja con nosotros a través de los peajes etéreos, hasta cumplir cuarenta días, y es, desde el día de nuestro Bautismo, nuestro gran protector. Si él no estuviera a nuestro lado, el demonio haría lo con nosotros lo que se le antoje.
(Traducido de: Arhimandrit Ilie Cleopa, Drumul sufletului după moarte, p. 8)