Palabras de espiritualidad

El hombre canta porque añora a Dios

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Todos esos cánticos son los dones más amados que Dios y los santos reciben de los hombres.

La más bella y santa ofrenda que el hombre puede presentarle a Dios es el canto. Toda la creación canta. Cantan los ángeles del Cielo, canta el viento y también las aguas cantan. Cantan los pájaros en el bosque, cantan los grillos sobre la fresca tierra, pero, ante todo, canta el hombre. El hombre canta tanto en la alegría como en la tristeza. El hombre canta y canta…

El canto es un don que Dios le otorgó al hombre como consuelo. El primer cántico del hombre lo entonó al ser expulsado del Paraíso. Entonces el alma del hombre empezó a cantar de añoranza por Dios, el Paraíso, los ángeles, sus hermanos, y todos los santos. Así fue como empezó a componer los oficios (litúrgicos), para cantarlos ante el altar y los íconos. Se trata de las más bellas palabras de alabanza, de agradecimiento y de petición. Todos esos cánticos son los dones más amados que Dios y los santos reciben de los hombres.

Pero también en familia y en su casa, el hombre canta, canta y canta. Canta la buena madre cuando arrulla a su hijo. Canta el hombre cuando está lejos de su casa, su pueblo, su familia. Canta el joven cuando está enamorado y el viejo cuando se siente solo.

El hombre canta cuando está feliz o triste. Canta también en el dolor, al separarse de sus seres queridos, que parten allí de donde no han de volver jamás; pero también canta de alegría en la boda y cuando se vuelve a encontrar con esos amigos que nunca ha de olvidar.

(Traducido de: Arhiepiscopul Iustinian Chira, Colo’n sus în vremea aceea, Editura Mănăstirii Rohia, Rohia, 2010, pp. 7-8)