El hombre y el abuso de los dones que Dios le otorgó
¿Utiliza el hombre las cualidades y capacidades que Dios le dio, para dañarse a sí mismo?
¿De quién son las hojas de los árboles? De Dios. ¿De quién son los buenos pensamientos que te vienen a la mente? De Dios. ¿Quién les otorgó a los árboles la posibilidad de desarrollarse y tener un tronco duro y resistente, de crecer en ramas, flores y frutos? Dios fue quien lo hizo. ¿Quién te concedió el don del pensamiento y la palabra? Dios. ¿Acaso los árboles y las plantas utilizan las características que Dios les dio, para dañarse a sí mismos? No. ¿Utiliza el hombre las cualidades y capacidades que Dios le dio, para dañarse a sí mismo? Sí, sí que lo hace. Abusa de su mente, misma que Dios le dio para que pudiera conocerlo a Él y Sus verdades, abusa también de su corazón, creado por Él para que le amara y para que amara también a sus semejantes, y para comunicarse con Él. Abusa, finalmente, de su libre albedrío, ese que le fuera concedido para su continuo perfeccionamiento y para cultivar las virtudes.
(Traducido de: Sfântul Ioan de Kronstadt, Viața mea în Hristos, Editura Sophia, pp. 80-81)