Palabras de espiritualidad

El hoy es tuyo, el mañana, de Dios

  • Foto: Andrei Agache

    Foto: Andrei Agache

Recuerda, cada día, que el hoy te pertenece, pero el mañana está solamente en manos de Dios, y que Aquel que te otorgó esta mañana no te prometió que te dará también el atardecer.

Luego, no tardes en preparar tu atuendo para salir al encuentro de Cristo.

Recuerda, cada día, que el hoy te pertenece, pero el mañana está solamente en manos de Dios, y que Aquel que te otorgó esta mañana no te prometió que te dará también el atardecer.

Por eso, no escuches al demonio, que te pide que le entregues el día de hoy, porque el de mañana se lo podrás ya dar a Dios. ¡No! Más bien, dispón de tu vida de la forma que es agradable a Dios, como si no te quedara más tiempo. Y no olvides que tendrás que rendir cuentas de cada minuto que has vivido. ¡Tan valioso es el tiempo que tienes en tus manos! Porque llegará el momento en que desearás que se te otorgue un minuto más, pero no lo recibirás.

Considera perdido el día en el que, aunque hayas hecho muchas cosas, no hayas conseguido vencer a los placeres y a tus malas inclinaciones, cuando no le hayas agradecido a Dios, no sólo por las bondades recibidas, sino también por lo que Él sufrió por ti. Agradécele, sobre todo, por su paternal amonestación y por las pruebas que podría enviarte alguna vez.

Finalizo con un consejo: Pelea el buen combate de la fe (1 Timoteo 6, 12).

Porque un sólo momento de denuedo puede hacerte ganar el Cielo y un sólo instante de dejadez llevarte a perderlo.

Esfuérzate, si quieres que la esperanza de tu salvación en Dios sea una sólida: “Quien confía en el Señor, medrará” (Proverbios 28, 25).

(Traducido de: Nicodim Aghioritul, Războiul nevăzut, Editura Egumenița, Galați, pp. 65-66)