El infierno del hombre
El infierno está ahí donde se encuentra el hombre con estado de infierno; ahí donde está el hombre atormentado por sus pecados, ahí está su infierno.
Cuando hablamos del infierno, del descenso de nuestro Señor Jesucristo al infierno, entendemos que descendió a la más baja posibilidad de existencia. Para ser justos, porque no se nos dice quién creó el infierno, nosotros creemos que el infierno fue creado por aquellos que se han hecho merecedores de morar allí. Cada uno de ellos, presa de una fuerte agitación espiritual como consecuencia de los pecados cometidos, cae en un estado de infierno. Y entonces el infierno está ahí donde se encuentra el hombre con estado de infierno; ahí donde está el hombre atormentado por sus pecados, ahí está su infierno. Entonces ¿quién lo creó? Él mismo se lo ha creado. El infierno es un castigo, pero un castigo que tú mismo te infliges.
En nuestro monasterio, el padre Serafín Popescu solía decir: “hay quienes viven una parte de su vida de una forma tal que se hacen imposible de soportar la otra parte”.
Los hombres que no pueden rehacerse, que no pueden restaurarse después de haber pecado, después de haberse desviado, no hacen simples cosas exteriores: golpeas a alguien, digamos, y estás cometiendo un acto exterior. Pero tú no sabes que, cuando golpeas a otro, también te estás golpeando a ti mismo, porque te enfureces, te agitas… y con cada cosa negativa entras en lo negativo, te hundes en lo negativo y te apartas de nuestro Buen Dios. Así, obrando el mal, te apartas del Cielo y llegas al infierno, tu infierno. En los “Peajes etéreos” aparecen algunas imágenes del infierno. de cómo es, de cómo se queman los pecadores… pero hay que tomar en cuenta que son imágenes creadas y plasmadas por el hombre.
(Traducido de: Părintele Teofil Părăian, Lumini de gând, Editura Antim, 1997, p. 40)