Palabras de espiritualidad

El interés esencial de nuestra vida

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Es por esta razón que los Santos Padres dicen que Dios se oculta en los mandamientos o que Dios es el ser de las virtudes.

El cumplimiento de los mandamientos encierra un profundo misterio divino. Dios les da fuerzas a aquellos que creen en Su Nombre, para que se hagan hijos Suyos (Juan 1, 12). Es por esta razón que los Santos Padres dicen que Dios se oculta en los mandamientos o que Dios es el ser de las virtudes.

A medida que el hombre cumple con los mandamientos divinos, la fuerza divina de su interior se hace cada vez más evidente; con cada una de sus acciones, más visible se hace la imagen divina de su interior, volviéndose cada vez más semejante a Dios, haciéndose hijo Suyo y heredero de la vida eterna. Dios no coacciona al hombre, y mucho menos le ordena que lo ame; pero, por medio del amor —con el cumplimiento de los mandamientos—, el hombre se hace heredero de la vida eterna. Y, debido a que Dios preparó Su Reino para el hombre ya desde la fundación del mundo y desea que todos lo obtengan, ordena: “Sed perfectos, sed santos, sed piadosos, al igual que el Padre Celestial, para poder estar siempre con Él”. El cumplimento de los mandamientos, entonces, no es algo que se deba a Dios, como sí ocurre con los mandatos humanos, sino un deber ante nosotros mismos, el interés esencial de nuestra vida.

(Traducido de: Protosinghelul Petroniu TănaseUșile pocăinței, meditații duhovnicești la vremea Triodului, Editura Mitropoliei Moldovei și Bucovinei, Iași, 1994, p. 24)