El invididualismo, lo contrario a la idea cristiana del amor recíproco como puerta a la salvación
Este es el sentido de la educación cristiana sobre la creación, que es algo que cada uno de nosotros tendría que saber. Desde el momento en que prefiere aislarse, el hombre hace una semi-asociación con el demonio, porque obedece solo a sus propios pensamientos.
Padre, parece que el individualismo es una enfermedad de la sociedad actual. ¿Es posible que también esté afectando a los creyentes?
—Sí, se trata de un gran defecto del momento histórico que nos ha tocado vivir. Sin embargo, me niego a creer que sea algo incurable.
(…) El individualismo no ha hecho sino aislar uno de los principales propósitos de la creación del hombre. El hombre no fue creado para sí mismo, sino para la humanidad entera. Porque la tragedia de toda la humanidad debe ser vivida como si fuera la nuestra, la de cada uno de nosotros. Y es que cada uno de nosotros responde por su semejante.
Este es el sentido de la educación cristiana sobre la creación, que es algo que cada uno de nosotros tendría que saber. Desde el momento en que prefiere aislarse, el hombre hace una semi-asociación con el demonio, porque obedece solo a sus propios pensamientos.
Lo primordial para el cristianismo es la idea de sacrificio; este constituye la condición para salvarte, para iluminarte. El Apóstol Pedro, cuando la Transfiguración del Señor, le dijo a Este: “Maestro, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas…”. Parecía que el Cielo se unía con la tierra. Y el Señor respondió: “Bien, Pedro”. ¿Pero qué hacemos con el sacrificio del Gólgota? Un símil con la idea de sacrificio lo encontramos en cualquier candela: la mecha, para poder iluminar, tiene que arder. La condición para alumbrar es sacrificarte. Esto es lo que representa una candela, un cirio. Y si no sabemos sacrificarnos, nos quedamos estáticos en el mismo lugar.
(Traducido de: Arhimandritul Arsenie Papacioc, Cuvânt despre bucuria duhovnicească, Editura Eikon, Cluj-Napoca, 2003, pp. 187-188)