Palabras de espiritualidad

El joven y su formación

  • Foto: Valentina Birgaoanu

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El joven no solamente debe aceptar lo bueno: también debe saber ponerlo en práctica.

El estudiante es un joven que se está formando para la vida y para Cristo. Y necesita aprehender, desde todas las direcciones posibles, solamente lo que es bueno. En primer lugar, de Cristo Mismo, verticalmente, por medio de la oración. Luego, de los sacerdotes que le ayudan en su educación, y de papá y memá, que suelen aconsejarle. Pero, el joven no solamente debe aceptar lo bueno: también debe saber ponerlo en práctica. El estudiante no sólo aprende, sino que también debe ser un ser activo, una persona de sociedad, conocedor de los problemas sociales, los problemas de la vida y, sin duda, los problemas religiosos, para poder comprender en qué contexto está viviendo. Además, debe saber cómo dirigir sus pasos y no apartarse de la realidad de la vida. Cuando se trate de trabajar y él esté descansando, debe saber ser “persona”, corriendo a ayudar a sus padres.

(Traducido de: Mi-e dor de Cer, Viața părintelui Ioanichie Bălan, Editura Mănăstirea Sihăstria, 2010, p. 549)