El laboratorio de la Confesión
El laboratorio de la Santa Confesión es fundamental para la formación de la personalidad humana, para adquirir sabiduría y para vivir en realidad.
Muchas personas creen que, al confesarse, deben simplemente recitar sus pecados y ya. Se equivocan. El Sacramento de la Confesión implica a Dios, el padre espiritual y el penitente. Esta trinidad de personas, reunida en la obra de redención del hombre, se puede comparar con un laboratorio espiritual, cuyo propósito es devolverle su salud espiritual al individuo.
El laboratorio de la Santa Confesión es fundamental para la formación de la personalidad humana, para adquirir sabiduría y para vivir en realidad.
El Sacramento de la Confesión impica la confesión de los pecados con todo arrepentimiento, el deseo de corregirnos, pedir perdón por nuestros pecados y una pregunta que le hacemos a Dios, por medio de nuestro padre espiritual: “¿Qué hacer ahora?”. Esta pregunta en espíritu es muy importante; sólo con la misericordia de Dios podemos obtener una respuesta de disciplina de vida.
Si Dios observa que le preguntamos con toda sinceridad y contrición, no sólo nos dará la respuesta adecuada, sino también las fuerzas para ponerla en práctica.
(Traducido de: Arhim. Ioachim Pârvulescu, Sfânta Taină a Spovedaniei pe înțelesul tuturor, Ed Albedo, 2005, p. 38)