Palabras de espiritualidad

¿Por qué Dios no impidió la caída de Adán?

    • Foto: Stefan Cojocariu

      Foto: Stefan Cojocariu

Con esto, el hombre, considerado la víctima de la maldad del maligno, fue elevado “por encima de todo Principado, Potestad, Virtud, Dominación y de todo cuanto tiene nombre (Efesios 1, 21), hoy y siempre.

Si Dios la hubiera impedido, habría intervenido y destruido la libertad del hombre, esa que Él mismo le otorgó cual carisma. Si le hubiera quitado su libertad, el comportamiento y la salvación del hombre serían forzados. El hombre habría perdido su personalidad, quedándose también sin voluntad. Dios prefirió antes cambiar Sus planes, en lo que respecta al hombre, que quitarle el principal elemento de su personalidad, la libertad.

Un segundo elemento, beneficioso para el hombre, que fue agregado por Dios, es la enmienda ante la maldad y la envidia del demonio. El maligno creía que, engañando al hombre, podría impedir el plan divino y destruir la imagen divina del hombre, de modo que pudiera vengarse de Dios y quitarle al hombre su lugar de honor. De esta forma, Dios no le impidió al demonio que pusiera en práctica la maldad, para que este fuera vencido totalmente con la futura encarnación de Dios. Con esto, el hombre, considerado la víctima de la maldad del maligno, fue elevado “por encima de todo Principado, Potestad, Virtud, Dominación y de todo cuanto tiene nombre (Efesios 1, 21), hoy y siempre.

En consecuencia, si Dios hubiera impedido la caída del hombre, le habría privado del sitio de honor que le heredó ahora, por medio de su unión hipostática con Él Mismo, con la encarnación de la Palabra.

(Traducido de: Gheronda Iosif Vatopedinul,  Dialoguri la Athos, Editura Doxologia, p. 15-16)

 

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