El llamado de Dios para cada uno de nosotros
Quienes te susurran “sé un hombre”, de hecho te susurran “sé lo que ya eres”, pero con otras palabras.
Haz el bien y entiérralo bajo una piedra, que éste hará de la piedra su lengua, hablándole al mundo. Si sufres la cárcel por tu búsqueda de la justicia, todas las estrellas brillarán sobre tu celda y trabajarán para alcanzar tu libertad. Y si también por la justicia has sido condenado a muerte, los mismos Cielos trabajarán incansablemente para transformar tu muerte en vida.
“Sé un hombre (un ser humano)” es poco decir. “Sean como dioses”, dice la Santa Escritura. “Sé un hombre” es un programa muy corto. “Sean como dioses” es el programa más elevado. A los hambrientos, que sepan que ningún otro programa podría saciarlos, si no es el más alto de ellos. Y también los sedientos deben saber que ninún otro programa podría extinguir su sed, fuera de aquel que es el más elevado de todos.
Quienes te susurran “sé un hombre”, de hecho te susurran “sé lo que ya eres”, pero con otras palabras. Mas Dios, lleno de confianza en cada uno de nosotros, nos susurra el misterio más elevado, el más amado: “¡sé un dios!”. Más que esto no se puede decir. Porque más allá de estas palabras, las mismas palabras se pierden y el silencio empieza a clamar.
(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Gânduri despre bine și rău, Ed. Predania, București, 2009, pp. 92-93)