El maligno no tiene cómo doblegar a quien no se da por vencido
El maligno no le puede hacer nada al Señor. Entonces, dirige su furia en contra de aquellos que creen en Él, para enfadarlos y entristecerlos, y así afectar al Señor.
El mundo no obra por sí mismo, sino que depende de su señor y soberano, el demonio, cuyas artimañas vino destruir el Señor, y las sigue destruyendo en los creyentes y por medio de los creyentes.
El maligno no le puede hacer nada al Señor. Entonces, dirige su furia en contra de aquellos que creen en Él, para enfadarlos y entristecerlos, y así afectar al Señor. Tampoco aquí obra por sí mismo, sino valiéndose de sus artimañas, mismas que conforman el mndo. Esto no significa que el maligno sea poderoso. No. No le temamos, más bien permanezcamos de pie ante sus embestidas: “Atreveos, porque Yo he vencido al mundo y a su soberano”. El maligno no tiene cómo doblegar a quien no se da por vencido.
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Tâlcuiri din Sfânta Scriptură pentru fiecare zi din an, Editura Sophia, București, p. 76)