Palabras de espiritualidad

El matrimonio es sólo uno y para toda la vida

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

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Existen algunas excepciones —permitidas por la Iglesia— para llegar a la separación de los esposos, por medio del divorcio.

¿En qué condiciones aprueba el divorcio la Iglesia Ortodoxa?

De acuerdo a la enseñanza que Dios nos dejó, el matrimonio es indisoluble, es decir, para toda la vida: “Lo que Dios unió, que no lo separe el hombre” (Mateo 19, 6). Sólo la muerte podría separar, de forma natural, a los dos esposos.

Existen algunas excepciones —permitidas por la Iglesia— para llegar a la separación de los esposos, por medio del divorcio. Y el divorcio consiste en la disolución del matrimonio, para la cual la Iglesia no puede dar ninguna bendición o emitir alguna decisión jurídica. Por eso es que no existe ningún oficio religioso de divorcio. La verdadera legalidad del matrimonio radica tan sólo en la primera unión. Y su disolución ocurre tan sólo con la muerte de uno de los cónyuges, o en otro plano, con la muerte de ambos, porque después de morir son como los ángeles, célibes (Mateo 22, 30).

El archimandrita Nicodemo Sachelarie, en su monumental obra, “La Norma Eclesial”, afirma que “con todo esto, la autoridad de la Iglesia, tomando en cuenta el propósito moral del matrimonio, ya desde tiempos apostólicos permitía que la viuda pudiera casarse nuevamente. Así, con una decisión entre dos alternativas, una superior, la de la viuda, en pleno uso de su autocontrol (Lucas 2, 36-37) y la del desenfreno como pecado grave, señaló un camino intermedio, que es el segundo matrimonio” (I Corintios 7, 8-9; I Timoteo 5, 3, 6, 14).

(Traducido de: Arhimandrit Ilie Cleopa, Ne vorbește Părintele Cleopa, ediția a II-a, volumul V, Editura Mănăstirea Sihăstria, Vânători-Neamț, 2004, pp. 17-18)