Palabras de espiritualidad

El matrimonio no es un simple papel, sino un sacramento

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

El hombre nace, se casa, engendra hijos y muere. Estas son las leyes naturales que Dios dispuso y bendijo.

Todos los catecismos y tratados de la doctrina ortodoxa definen al matrimonio como un sacramento de la Iglesia. A primera vista, esta definición podría parecer extraña; el matrimonio ha sido y sigue siendo practicado por cristianos y no cristianos, por ateos y generaciones enteras de humanos que nunca supieron lo que era un sacramento. El hombre nace, se casa, engendra hijos y muere. Estas son las leyes naturales que Dios dispuso y bendijo, aunque el matrimonio es evidenciado de forma especial en la Iglesia. Es un sacramento, por la bendición que desciende sobre el hombre y la mujer que se casan.

De este modo, la noción de “matrimonio” —como sacramento de la Iglesia— presupone que el hombre no es solamente un ser con determinadas funciones fisiológicas, psicológicas y sociales, sino que también es un ciudadano del Reino de Dios; es decir, que toda su vida —especialmente, ciertos momentos decisivos— implica valores eternos y a Dios mismo.

(Traducido de: John Meyendorff, Căsătoria  perspectiva ortodoxă, Editura Renașterea & Editura Patmos, Cluj-Napoca, 2012, p. 20)

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