El matrimonio, un derecho y también un deber frente al otro
Ya que el matrimonio es, por naturaleza, la entrega total de una persona a la otra, cada uno de sus miembros tendrá un derecho y también un deber respecto al otro. En el matrimonio, los esposos comparten mutuamente sus capacidades, dones y virtudes, de tal forma que el Apóstol Pablo dice que: “el esposo no creyente es santificado mediante su esposa, y la esposa no creyente es santificada mediante su marido cristiano” (I Corintios 7, 14).
Un objetivo importante del matrimonio es el auxilio mutuo entre esposos en todo lo que tiene relación con las cargas y cuidados familiares. Así, la responsabilidad de un esposo con el otro, el desarrollo y la madurez de la relación de conocimiento y amor —que en la familia une a los esposos aún más después de las nupcias— son tanto objetivos como dones o frutos de la vida en familia.
Ya que el matrimonio es, por naturaleza, la entrega total de una persona a la otra, cada uno de sus miembros tendrá un derecho y también un deber respecto al otro. En el matrimonio, los esposos comparten mutuamente sus capacidades, dones y virtudes, de tal forma que el Apóstol Pablo dice que: “el esposo no creyente es santificado mediante su esposa, y la esposa no creyente es santificada mediante su marido cristiano” (I Corintios 7, 14). Los dones y las cualidades de uno se comunican al otro, en el altar de la familia.
La necesidad de ese auxilio mutuo se extendió a toda la sociedad, de tal forma que el bien de uno está vinculado al provecho del otro, asegurándose así el buen entendimiento y la unidad, no sólo en el ámbito familiar, sino también fuera de él.
(Traducido de: Pr. Prof. Costel Bulgaru, Sfânta Taină a Cununiei, Ed. Arhiepiscopiei Dunării de Jos, Galați, 2011, p. 22)