El medicamento que nos devuelve la verdadera salud
“Muchos han sido los que, a lo largo de los tiempos, han buscado un remedio para las enfermedades de la humanidad, pero solamente la muerte de Cristo pudo devolvernos la vida y la verdadera salud”.
El primer propósito del Bautismo nos lo muestra como un medicamento, el primero de los medicamentos sacramentales, mismo que precede a los demás cronológica y ontológicamente. San Gregorio Nacianceno le dice a aquel que aún no ha sido bautizado: “¿Por qué buscas medicamentos que no te son para nada útiles? Sánate solo, antes de que la necesidad de obligue a ello; compadécete de ti mismo; sé tú mismo el médico de tu debilidad y hazte con el remedio que seguramente te ha de sanar”.
Recibiendo el Bautismo, el hombre queda sano de las consecuencias patológicas del pecado ancestral. Esta función sanadora del Bautismo es visible a lo largo del ritual entero.
San Nicolás Cabasilas dice que: “muchos han sido los que, a lo largo de los tiempos, han buscado un remedio para las enfermedades de la humanidad, pero solamente la muerte de Cristo pudo devolvernos la vida y la verdadera salud”. Por eso, si queremos nacer de nuevo o si queremos vivir esta vida feliz y procurar rehacer nuestra salud, no tenemos más que tomar este medicamento que Cristo nos trajo: el Santo Bautismo.
(Traducido de: Jean-Claude Larchet, Terapeutica bolilor spirituale, Editura Sophia, București, 2001, p. 256)