A los padres que preguntaban: «¿Qué podemos hacer con nuestros hijos cuando ya no quieren obedecernos?», el padre les respondía: «Lo que tienen que hacer es orar con fervor y aconsejarlos en paz, con amor… porque, perdónenme, la severidad aquí no funciona. Puede que el muchacho diga: “¡Me levanto y me voy!”, y ahí se termine todo. Pero es que actualmente vivimos como en Sodoma y Gomorra, o tal vez peor».

(Traducido de: G. Spiliotis, Părinții duhovnici și copiii. Educația tinerilor în conformitate cu învățătura Sfinților Părinți ai Bisericii noastre, trad. de Ilioniu Georgeta Mariana, Ed. Egumenița, Galați, 2006, p. 48)