El milagro que es Dios
Siendo Dios, Cristo realiza milagros y, naturalmente, cuando decimos “Dios”, entendemos siempre a las Tres Personas juntas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, trabajando indivisible y unitariamente como solo un Ser en la divinidad.
El Hijo de Dios es Jesucristo, Quien se hizo hombre, vino al mundo, predicó Su enseñanza divina y obró milagros divinos (estos dos últimos aspectos siempre van juntos: el milagro y la enseñanza se complementan mutuamente), por una parte, para hacer el bien a los hombres, y por otra, para demostrar Su divinidad.
De esta manera, siendo Dios, Cristo realiza milagros y, naturalmente, cuando decimos “Dios”, entendemos siempre a las Tres Personas juntas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, trabajando indivisible y unitariamente como solo un Ser en la divinidad. Entonces, si el milagro es el resultado de la acción divina en Trinidad, también son milagros todos los sucesos sobrenaturales consignados en el Nuevo Testamento sobre la persona teándrica de Cristo.
Desde Su inefable concepción en el vientre de la Virgen María, hasta Su Resurrección y Ascensión a los Cielos, todos son sucesos sobrenaturales. Desde la Anunciación y la Natividad, los milagros que Cristo realizó durante Su vida pública en el mundo, sobre la naturaleza y los hombres, y, ante todo, Su Resurrección, que vino a sellar Su dinividad, todos son acontecimientos sobrenaturales para nosotros. El milagro es la naturaleza de la divinidad. Dios es el milagro más grande.
(Traducido de: Arhimandritul Timotei Kilifis, Hristos, Mântuitorul nostru, Editura Egumenița, 2007, p. 99)