El modelo del alma abierta hacia Dios
Si no puedes hablarles a los niños de Dios, háblale a Dios de ellos.
Para Jesús, las cosas, los sucesos, las personas de toda clase, incluso los niños eran motivo de revelación. A partir de todas las cosas del mundo, Jesús llevaba a los hombres a las razones sobrenaturales de la Providencia. A los niños, por ejemplo, Jesús los tomaba como modelo del alma abierta hacia Dios.
Ciertamente, aunque no entienden muchas cosas y son incapaces de estructurar cualquier forma de oposición dialéctica, los niños creen todo y lanzan asombrosas preguntas sobre la fe. Para ellos, la existencia de Dios y la presencia divina son algo que se entiende per se. No en vano se ha unido estas dos palabras: infancia y santidad.
De hecho, el hombre empieza su vida con santidad, y después la pierde: se vuelve pecador, se convierte en un “complicado inquisidor de este mundo”. Una buena naturaleza (enriquecida) simplifica por sí misma sus principios y límites. Y puede acercarse a la naturaleza original, cuyo ícono, entre nosotros, solamente los niños lo poseen. Si no puedes hablarles a los niños de Dios, háblale a Dios de ellos.
(Traducido de: Părintele Arsenie Boca – mare îndrumător de suflete din secolul XX, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2002, p. 71)
