El monaquismo es felicidad
En el monasterio es más difícil luchar, porque el espíritu de la maldad odia fuertemente la vida monacal y se desvive en denigrarla ante los ojos de los inexpertos.
“Ciertamente”, explica el padre Barsanufio, “ese gozo espiritual que nos da la vida monacal es tan grande, que en un abrir y cerrar de ojos te puedes olvidar de todos los dolores de la vida, tanto del mundo como del monasterio mismo. El demonio trabaja con ahínco, intentando apartar a los hombres del servicio a Dios (en el mundo es donde más éxitos cosecha en esta empresa).
Es justo mencionar que en el monasterio es más difícil luchar, porque el espíritu de la maldad odia fuertemente la vida monacal y se desvive en denigrarla ante los ojos de los inexpertos. No me equivoco si digo que la felicidad más excelsa es la que pueden alcanzar los monjes. En el mundo también puedes salvarte, sí, pero purificarte completamente, desvestirte del hombre viejo y alzarte a la altura de los ángeles, hasta alcanzar a los más sublimes seres espirituales, eso es imposible en el mundo”.
(Traducido de: Starețul Varsanufie de la Optina, Editura Doxologia, Iași, 2010, p. 215)