Palabras de espiritualidad

El mundo entero está llamado a la deificación

  • Foto: Valentina Birgaoanu

    Foto: Valentina Birgaoanu

La creación, en relación con la deificación, es una expresión del amor y la bondad de Dios, cuyo propósito es alzar al hombre hasta unirse con Él.

Ya desde el comienzo de su Teología dogmática ortodoxa, el padre Dumitru Stăniloae introduce la idea de que el hombre y el cosmos se reflejan recíprocamente el uno en el otro. Como afirma el autor, algunos Padres de la Iglesia llegaron a afirmar que el hombre es un microcosmos, un mundo que resume en su interior lo que es el otro. San Máximo el Confesor subrayaba que es mejor considerar al hombre un macrocosmos, porque ha sido llamado a comprender en sí mismo a todo el mundo, teniendo la capacidad de hacerlo, sin extinguirse, porque es distinto a él; es decir, realizando una unidad más grande que su mundo exterior, en tanto que, al contrario, el mundo, como cosmos y como naturaleza, no puede contener plenamente al hombre en sí mismo, sin perderlo, sin perder así la más importante y razonable parte de la realidad.

Pero, un término más preciso para expresar el hecho que el hombre está llamado a convertirse en un mundo más grande, es el de macroantropos, que manifiesta que el mundo propiamente dicho está llamado a humanizarse por completo, es decir, a recibir el sello completo de lo humano, a hacerse pan-humano, actualizándose en él una tarea intrínseca a su propósito: hacerse un cosmos humanizado, como no está llamado y no puede convertirse plenamente el hombre, ni siquiera en los límites de su apego al mundo, confundiéndose completamente en él, hasta devenir en un hombre cosmosificado. La determinación del cosmos para el hombre, y no del hombre para el cosmos, se demuestra también en el hecho de que todo el cosmos sirve prácticamente a la existencia humana. Es importante observar, en primer lugar, cómo el padre Stăniloae desarrolla este tema, partiendo de un punto enfatizado por San Máximo, su padre favorito. Aún más: es importante observar cómo esta idea se dirige a un nuevo problema, el del sentido del hombre en el mundo, tal como es revelado por la ciencia moderna, pero haciéndolo de una forma que conserva las perspectivas de la visión patrística. Demasiadas veces el relato cristiano ha sido entendido como si se tratara fundamentalmente del hombre, dejando el resto de la creación en un segundo plano, en el de una simple decoración. Este, con toda certeza, no es el caso en lo que respecta a los Padres, así como tampoco lo es en lo que concierne a la Liturgia de la Iglesia (así como nos terminará por convencer una mirada a las anáforas eucarísticas tradicionales, o, aún más, la oración de bendición de las aguas en el oficio del Santo Bautismo): no es el caso tampoco en lo relacionado a la teología del padre Stăniloae. El rechazo a aislar al hombre de la naturaleza se repite cuando Stăniloae llega a examinar la creación de forma explícita, en la segunda parte. Aquí, el afirma: “Porque la naturaleza está a tal nivel vinculada al hombre, que lo completa, y este no puede perfeccionarse sin reflejarse y trabajar sobre la naturaleza. Por eso, por 'mundo' se entiende tanto 'naturaleza' como 'humanidad'; o, cuando se indica con la palabra 'mundo' una de ellas, siempre se sobrentiende también la otra”. Me parece necesario señalar otro aspecto de la doctrina de la creación, del padre Stăniloae: la segunda parte tiene el título de “El mundo: la obra del amor de Dios destinada a la deificación”. Hablar de la creación significa hablar del cosmos que Dios creó para ser deificado. Antes he observado cómo los teólogos ortodoxos piensan en el gran arco de la oikonomia divina como si se extendiera de la creación hasta la deificación, pasando por el arco más pequeño de la caída y la redención. El padre Dumitru simplemente refleja una intuición ortodoxa fundamental, al considerar la creación, en relación con la deificación, como una expresión del amor y la bondad de Dios, cuyo propósito es alzar al hombre hasta unirse con Él.

(Traducido de: Pr. Andrew LouthGânditori ortodocși moderni. De la Filocalie până în prezent, traducere de Lucian Filip, Cristian Untea, Justin A. Mihoc, Editura Doxologia, Iași, 2017, pp. 262-264)