El niño crece armoniosamente cuando sus padres se aman
En las familias en las que se han debilitado los sentimientos entre papá y mamá, el corazón del niño puede empezar a enfriarse y llegar a ser incapaz de amar.
El amor paterno es sagrado, pero no debemos olvidar que el amor conyugal está en primer lugar. No es correcto que el afecto exagerado para con los hijos llegue a oscurecer los sentimientos conyugales, en vez de fortalecerlos y hacerlos más elevados. El niño debe crecer en amor, pero ante todo debe ver el brillo del afecto entre sus padres, y sólo después recibir los rayos del amor paterno. En las familias en las que se han debilitado los sentimientos entre papá y mamá, el corazón del niño puede empezar a enfriarse y llegar a ser incapaz de amar, sin importar la ternura que la madre demuestre a su retoño ni el cuidado que el padre a éste le prodigue.
(Traducido de: Cum să educăm ortodox copilul, Editura Sophia, București, 2011, p. 9)